Un cambio en la vida de Pablo

Artículo escrito por R. S. D de 12 años

Un cambio en la vida de Pablo

Seguramente no conocéis nada sobre mí. Me llamo Pablo aunque todos me llaman Pablete y en ocasiones me llaman Pablito, sobre todo mi madre.

Mi sueño era ser futbolista, como casi todos los niños de hoy en día. Entrenaba todas las semanas, los sábados jugaba partidos muy emocionantes y todos los días después de hacer los deberes iba al parque con mi padre y jugaba hasta que se escondía el sol.

Poco a poco me empecé a aburrir y a desilusionarme porque hacía siempre lo mismo una y otra vez. Yo necesitaba hacer algún deporte para divertirme y pasarlo bien, así que mi padre me dijo que iban a hacer un equipo de balonmano en el colegio. Yo le dije que este deporte no me gustaba pero mi padre me insistió hasta que logró convencerme. Puedo decir que aquí comenzó mi gran pasión: el balonmano.

Siempre recordaré mi primer entrenamiento. Aquella tarde conocí al que para mí es uno de los mejores entrenadores de balonmano que he conocido en mi vida, Javi. Con él he aprendido lo que era el esfuerzo y el trabajo duro, ya que antes de empezar a entrenar nos hacía correr mucho. Cada día que pasaba me gustaba más el balonmano e iba a cada entrenamiento con más ganas que el anterior. Formamos un gran equipo donde hay mucha amistad y confianza. A día de hoy mi equipo se ha convertido en mis mejores amigos.

Cuando llegamos a la primera categoría, la mayoría de los partidos los perdíamos porque los contrincantes eran mayores, más fuertes y más buenos. Cuando perdíamos veníamos cabizbajos pero nuestros padres y entrenadores nos animaban para que no nos rindiéramos y la frase de todos los días era “sin esfuerzo, no hay recompensa”.

Al año siguiente nosotros trabajábamos duro para ganar algún que otro partido. Así conseguimos las victorias que siempre habíamos querido. Victoria tras victoria nos hacíamos mucho más fuertes, y esto nos hizo ganar campeonatos como el de Andalucía y el de Málaga.

Dos días antes de la semifinal del campeonato de Andalucía, me diagnosticaron una enfermedad grave, justamente el 7 de febrero de 2016. Esto me causó una gran confusión. Como podéis imaginar esto cambió completamente el rumbo de mi vida.

Comenzó para mí una nueva etapa. Ya no podía jugar a balonmano, como antes, ya no podía ver a mis amigos todos los días, pero eso sí, tenía que ir al hospital, cada día.

La verdad es que en el hospital estoy muy cómodo pero la primera impresión fue muy dura. Conocí a grandes personas, que a día de hoy son mis médicos. El trato que tengo allí es genial ya que las horas se pasan de otra manera a su lado.

No todo es malo en un hospital. Es cierto que la mayoría de los días me tienen que pinchar, tomarme la tensión y siempre tengo que tomarme esa comida que a mí no me sabe a nada. Por otro lado, he aprendido a hacer un montón de cosas con las manualidades: se hacer muñecos de goma-eva, pintar en escayola, jugar a juegos de mesa superdivertidos con mis nuevos amigos y compañeros de planta.

A día de hoy, tengo que decir que ya no voy tanto al hospital. Solo voy a las típicas revisiones y a que me digan los médicos que todo va bien. Comencé a hacer ejercicios con la pierna. Mi objetivo ahora es poder recuperarme lo antes posible para seguir haciendo lo que más deseo: volver a jugar al balonmano al lado de mis amigos. Ellos me necesitan como yo a ellos.

Para terminar este pequeño cuento, me gustaría decir una cosa muy importante. Todo este cuento es una realidad. Mi realidad. La realidad a la que me estoy enfrentando día a día. Toda esta realidad no sería verdad sin la ayuda de mis padres, de mi familia, de mis amigos y en especial de mi madre. La ayuda de todos ha sido muy importante en esta etapa de mi vida.

Toda esta historia tiene un final feliz. Mis amigos me visitan a menudo, estoy haciendo ejercicios cada vez más difíciles con la pierna y recuperando la fortaleza de la pierna.

Lo último que tengo que decir es una frase que siempre veía en la entrada de la cuarta planta del hospital Materno de Málaga. La frase es la siguiente: “una persona positiva convierte sus problemas en retos, nunca en obstáculos”.

 

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